Las restricciones de movilidad comarcales y municipales que sufrimos desde hace muchos meses han herido de muerte al mototurismo. Las motos llevan paradas muchos meses sin una razón lógica para ello.
No minusvaloramos el problema social que representa la pandemia que estamos viviendo, pero la paradoja es que el mototurismo es una actividad segura, equiparable a los deportes individuales al aire libre, que incorpora distancia social y elementos de protección para cada participante.
Evidentemente, viajar en moto es una actividad mucho más segura que muchas otras que están autorizadas como puede ser el transporte público o visitar un centro comercial.
Pese a tratarse de una actividad turística y de ocio, desde la Administración se percibe erróneamente al mototurismo únicamente como un tema de desplazamiento y movilidad. Ello nos convierte al mototurismo en un daño colateral que tampoco aporta ningún beneficio a la sociedad. Es decir, ni las motos paradas contribuyen a parar la pandemia ni las motos en movimiento contribuyen a propagarla.
El obligado parón de la actividad mototurística está afectando en primer lugar a miles de personas que tienen su moto parada sin motivo, y en especial, al tejido empresarial y de entidades especializadas que trabajan diferentes vertientes del viaje en moto, como puede ser el alquiler de motocicletas o la organización de rutas y eventos mototurísticos, entre otros.
Viajar en moto es seguro
Es una actividad lúdica100% equiparable a las actividades deportivas al aire libre, cuenta siempre con una distancia social natural y se practica con equipamiento de protección individual. A pesar de estas características que lo convierten en una actividad segura, hace meses que el mototurismo está innecesariamente parado por el desconocimiento de quienes establecen las restricciones. No pedimos privilegios. Necesitamos urgentemente que la Administración entienda esta actividad para que se establezca un marco similar al que tienen muchas otras actividades y poder arrancar de nuevo las motos.
En la situación actual, nos están matando lentamente. Lo peor es que como las restricciones de movilidad generalizadas establecidas es una de las medidas que menos protestas genera, las Administraciones se están aficionando a ellas sin necesidad de demasiada justificación. Algo así como “lo que se está quieto no molesta”.
El mundo del viaje en moto, en el sentido más amplio del término, necesita un mínimo de empatía de la Administración Pública para que reconozca las especificidades que tiene nuestra actividad, el valor que aportamos a la sociedad y que cese la discriminación actual respecto a otras actividades que han tenido más visibilidad, han protestado más o sencillamente, han tenido más suerte. Se han de realizar los cambios pertinentes en las restricciones de movilidad municipales, comarcales o provinciales para que sea posible de nuevo la operativa del mototurismo, con una normativa similar a la que tienen las actividades deportivas individuales al aire libre.
No somos irresponsables: Tenemos claro que la seguridad es lo primero, y lógicamente, desde el mototurismo acataremos las medidas complementarias de funcionamiento que la Administración decida para garantizar la seguridad de nuestra actividad.
La seguridad es lo primero, pero no podemos continuar parados más tiempo.
Mototurismo | El Mototurismo en la feria Vive la Moto – Anesdor