Entre los árboles gigantes

Intentamos salir temprano para hacer rápido el enlace hasta llegar a los siguientes dos Parques Nacionales, King’s Canyon & Sequoia National Park. La curiosidad es que son dos Parques que se gestionan como uno solo. Dos por el precio de uno (literalmente). Para llegar hasta el Parque había que seguir primero el rumbo al sur, rodear la ciudad de Fresno (no hace falta entrar a la ciudad) y orientarnos hacia el este en dirección a las montañas. Al rodear las zonas urbanas es cuando más temía no haber llevado un GPS durante el viaje.

Pero el primer día vimos que no nos aclarábamos demasiado mal con los mapas. Al no llevar GPS tocaba estar más atentos a las direcciones, las carreteras y las orientaciones. Confiamos en el clásico sistema de los mapas de papel, el celo y los rotuladores fosforitos. Y no nos fue nada mal, la verdad. Al final, creo que los mapas también nos ayudaron a disfrutar más del viaje.

La ruta no tuvo mayores problemas y prácticamente fuimos de un tirón hasta King’s Canyon Park. Nada más salir de Fresno, empezamos a escalar de nuevo las montañas. De nuevo apareció la nieve, que en esta ocasión fue más abundante. Había mucha nieve en los márgenes y en la montaña, pero como el día anterior, la carretera estaba impecable. Durante muchas millas circulamos entre verdaderos muros de nieve a ambos lados de la carretera.

Al llegar al Centro de Visitantes del Parque,lo primero que hicimos fue buscar un necesario café con leche calentito para recuperar la temperatura. Y nosotros que pensábamos pasar calor en este viaje. No nos habíamos llevado demasiada ropa de abrigo y el resultado era que parecíamos unas cebollas con toda la ropa encima. Para buscarle el lado positivo a todo, al llevar tanta ropa encima, era mucho más rápido hacer el equipaje y cerrar las bolsas.

Nos volvió a pasar que la carretera que cruzaba transversalmente el Parque estaba cerrada hasta principios de mayo, cuando entran las máquinas quitanieves a abrir paso. A diferencia de Yosemite, en estos dos Parques la ruta principal se hace directamente en el vehículo particular. Los sitios interesantes para ver (básicamente árboles gigantes y paisajes pintorescos) están localizados a pie de carretera. A no ser que se tenga la intención de perderse haciendo rutas a píe por el interior del Parque, la ruta principal es una buena aproximación al Parque.

Las secuoyas enormes de King’s Canyon son espectaculares, un paisaje que no había visto nunca antes. Los volúmenes que tienen estos árboles milenarios son descomunales. En las fotos hay que fijarse en las referencias para darse cuenta de las dimensiones que tienen las secuoyas: las personas, los coches, la moto,… ¡todo se ve pequeño!. La ruta recorrida durante todo el día fue una maravilla, circulando por una carretera que era toda una evocación a la imaginación: sentirse enanitos en un bosque animado. Fue muy especial la sensación de conducir la Harley por esos bosques.

La última visita del Parque fue para el General Sherman. Las principales secuoyas tienen nombre propio. El General Sherman es una secuoya gigantesca: la que tiene más volumen de madera y mayor peso. Su perímetro es de 31 metros, y el diámetro es de 11 metros (no es una circunferencia perfecta). Por poco, no es la secuoya más alta aunque mide la nada despreciable cifra de 84 metros (la más alta hace unos diez metros más). Tampoco es la más antigua, aunque lleva ahí la friolera de 2.300 años. Más que cualquier monumento de los que estamos acostumbrados a visitar. Te hace sentir muy pequeño.

A pesar del frío que pasamos, poder ver estos bosques nevados fue una suerte. Un paisaje de esos que se queda en la retina y el recuerdo.

El domingo estaba siendo intenso. Tras la visita al gigante General Sherman, la carretera enfila la salida del Sequoia National Park. La carretera serpentea entre bosques y montañas y empieza a descender. A pesar de estar en fin de semana y en período vacacional el tráfico no es excesivo. Lo que hay es una gran proporción de autocaravanas y motor-homes de todo tipo. Muchos tienen el tamaño de un autobús con paredes laterales desplegables cuando están siendo utilizados como vivienda. Son realmente grandes. También hay muchos pick-ups que llevan la vivienda en la caja y, los menos, con la clásica caravana remolcada.

Los norteamericanos cuando se van de vacaciones lo hacen equipados a tope. Muchas autocaravanas remolcaban detrás un coche o un 4×4 para cuando llegaban a destino. Cuando vi los primeros me quedé alucinado. Luego, ya me acostumbré a verlos. Recuerdo una autocaravana que llevaba remolcado un pick-up con tres motos en la caja, una barca en la baca y unas bicicletas colgadas detrás. Las carreteras son viradas, pero también son muy amplias y no hay problema al cruzarse con estos monstruos rodantes.

También es curiosa la manera de adelantarlos. Las carreteras de montaña tienen una línea continua casi permanente. Pero no hay problema para rebasar a los vehículos más lentos. Cada cierto rato hay unos espacios a la derecha para apartarse y unos carteles que recuerdan a los vehículos más lentos que se aparten para dejar pasar. Pero no hace falta recordarlo demasiado: en cuanto te ven llegar por el retrovisor se apartan rápidamente. Me cuesta imaginar algo parecido en España: no estamos acostumbrados a conducir pendientes del retrovisor para ceder el paso. Es un placer conducir por Norteamérica.

El descenso es vertiginoso, con fuertes rampas. Unas panorámicas impresionantes nos acompañaron durante la bajada. Hay señales para indicar que se utilicen marchas cortas en la bajada: el pictograma en la señal es el de una caja de cambios automática. Con el descenso también quedaron atrás las nieves y la temperatura va subiendo al mismo ritmo al que perdemos altura. Un par de veces hemos de parar a quitarnos capas de ropa. Al salir del Parque teníamos una temperatura primaveral que hacía un par de días que no sentíamos.

A pesar de que habíamos previsto parar pronto al salir del Parque, el día había sido tan impresionante que nos dio algo parecido a un subidón del tipo “te da alassss”. “Venga, un rato más….”. “Bueno, todavía podemos un poco más”. Tras el restaurante cruzamos Three Rivers y finalizaron las carreteras reviradas y en bajada. El horizonte se abrió, la velocidad subió considerablemente y los kilómetros pasaban veloces. Circulábamos por la Ruta 198 hasta llegar a la 65. Rectas infinitas. En cada pueblo renovábamos la intención de parar a dormir en el siguiente. Y así, una y otra vez. Lemoncove, Exeter, Lindsay, Strathmore, Porterville,…

El paisaje había cambiado radicalmente. De rependete, estábamos en una zona de árboles frutales, básicamente de naranjas, mandarinas y limones. Al llegar a Terra Bella paramos a comprar una bolsa de mandarinas. El sol ya estaba empezando a bajar y la opción sensata era a quedarse a dormir por esa zona. Parar. Eso es lo que tocaba. Parar. ¡Qué claro se ve luego desde la distancia!. En cambio, miramos el mapa y se nos giró el cerebro. Seguir, seguir, seguir,…

Pasamos Ducor, llegamos al cruce con la 155 y enfilamos de nuevo montaña arriba intentando llegar a Lake Isabella. Ilusos que somos. A la que empezamos a subir la montaña, de nuevo la temperatura empezó a descender drásticamente. De nuevo, a abrigarse. Pero era inútil: hacia un frío que pelaba. Pero ahora no había donde parar. Estábamos entre ningún sitio y ningún lado. Woody eran apenas cuatro casas y no había nada parecido a un motel. Todavía quedaba más de una treintena de millas hasta Lake Isabella pero el cansancio de la larga jornada pasaba cuentas de golpe y el frío era el peor que habíamos pasado durante el viaje. Había que parar. ¿Pero dónde?

Al llegar a Linns Valley, un solitario motel era la única opción. De película. Pero de película de miedo. Igualmente, nos supo a gloria. Ademas, ésta sería la noche más barata de todo el viaje.

Ficha de ruta día 3:domingo 28 de marzo de 2010

Itinerario: Oakhurst – (Ruta 41) – Rodear Fresno sin entrar en la ciudad hasta Sunnyside – (Ruta 180) – Centerville – Entrada Parque Nacional Kings Canyon – Wilsonia – Hume – Centro de Visitantes del Parque- (Ruta 198) – Sequoia National Park – Three Rivers – Exeter – (Ruta 65) – Lindsay – Porterville – Terra Bella – (Cruce a ruta 155) – Woody – Linns Valley

Distancia recorrida: 252 millas (406 Kilómetros)

Distancia acumulada: 576 millas (929 Kilómetros)

 

 

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