Recogiendo la Harley

Cuando los viajes en moto son en el otro continente, el viaje empieza en avión. Eso provoca un doble stress al preparar un equipaje que ha de poder transportarse en la bodega del avión primero, pero luego se ha de adaptar al espacio disponible en la moto. En este caso, las dos maletas laterales de la Harley, el baúl y una bolsa tubo para poner en la baca sobre el baúl.

La sorpresa vinó al aterrizar en San Francisco: nos quedamos esperando nuestra maleta mientras la cinta vacía daba vueltas y vueltas. Y se paró. Sin que apareciera nuestra maleta principal con toda la ropa y el equipo de moto. En el mostrador nos tranquilizan que llegará en el siguiente vuelo, por lo que nos vamos confiados hasta la ciudad. San Francisco nos recibe con los brazos abiertos. A pesar del larguísimo viaje, todavía nos quedan ganas para un primer paseo por el centro de la ciudad. Una ciudad amable y agradable, de ritmo sosegado.

El tiempo en San Francisco cambia con mucha facilidad. Por la mañana, llovía. Un par de horas más tarde lucía el sol. Y poco después, volvía a amenazar la lluvia. Los cambios climáticos fueron una constante en todo el tiempo que estuvimos en la ciudad. Son muchos climas en una sola ciudad.

No pudimos resistirnos a acercarnos hasta la agencia de alquiler y confirmar la reserva de la Harley para el día siguiente. Dubbelju es una pequeña agencia con mucho sabor. Hay motos colgadas en las paredes y fotos de los viajeros que han pasado por acá, además de muchas motos atractivas en el local. Identifico varias GS’s, alguna Goldwing, una preciosa Triumph Thruxton 900 y unas cuantas Electra Glide. Una de esas será nuestra montura en este viaje. Confirmamos la reserva, vemos nuestra moto y charlamos un rato con la gente de la agencia.

Buenas sensaciones. Me quedo contento de no haberme equivocado al elegir una pequeña agencia local frente a una gran cadena de alquiler. No había mucha diferencia de precio y me pareció que podría tener un trato más personalizado, que fue lo que sucedió.

El primer día en San Francisco había sido una toma de contacto con la ciudad. Fue un día agradable. Descubrimos la zona del puerto en la que probamos la clásica sopa de cangrejo, vimos los leones marinos en el pier 39 y lo paseamos enterito a píe. También fuimos a ver los tranvías y descubrimos las colinas que forman la ciudad. Las primeras sensaciones me mostraron una ciudad que ya era conocida (el efecto del cine…) y a la que seguro que regresaré en el futuro. Algo parecido a lo que sentí en mi primer viaje a Nueva York.

Al día siguiente fuimos a recoger la moto para empezar la el viaje. Nos presentamos en la agencia a recoger la moto prácticamente con lo puesto y los cascos. Había un par de parejas que estaban recogiendo dos preciosas BMW GS’s: una 1200 y una 800. Equipados a tope, estaban haciendo los últimos retoques a las cargas en las motos. Se me iban los ojos. A nosotros nos esperaba una Harley Electra Glide negra prácticamente nueva que iba a ser nuestro acompañante en los días siguientes.

Wolfgang (el director y fundador de la Agencia) nos pregunta por nuestra experiencia en moto, nuestros viajes, nuestro plan,… Cercano y afable, es un placer charlar con él. Al hablar de nuestros planes de viaje, desplega un mapa sobre el mostrador y con un rotulador fosforito va marcando y comentando la ruta a seguir. Se le nota que lo conoce bien y transmite una gran seguridad. «A great trip!» nos anima. «GPS? As you want… but it is not necessary. A map is funnier!». Y así fue. El mapa marcado por Wolfgang fue nuestra buena guía por el Oeste Americano.

La recogida fue muy rápida. Wolfgang me explica cuatro detalles de la Electra Glide y «you can start your travel!…». Lógicamente, no se trata de una deportiva ni una moto demasiado manejable. Son unos 400 kilogramos los que hay que mover.

Una vez recogida la moto, paseamos con la Harley un rato por San Francisco y nos regalamos una buena comida. Luego, regresar al hotel para organizar el equipaje y comenzar el viaje en moto hasta donde llegásemos ese día.

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