1. LA ESPAÑA INTERIOR Y VACIA. 20/8/2000.

Ya son doce los días que llevo de viaje por los caminos y pueblos abandonados de la España Interior. Y en estos días de pasearme por pueblos pequeños y minúsculos he encontrado habitualmente dos tipologías de personas. Por un lado, los propios habitantes de la zona, que suelen ser gente muy mayor; y por otro, los veraneantes, que suelen ser emigrantes o sus hijos que regresan unos días de las grandes ciudades. Pueblos envejecidos que reviven cada año con la llegada del verano.

Parece un triste destino para estos pueblos irse convirtiendo en algo como el mayor Port Aventura o Terra Mítica de España, universos artificiales que solo viven dos meses y duermen diez. Muchos pueblos ya han sido abandonados. Otros están en trance de quedar deshabitados en pocos años, en los que solo quedan ancianos. ¿Qué futuro les espera a estos pueblos cuando desaparezcan estas personas mayores? La gente joven son la excepción en estas zonas, donde poco a poco se van concentrando las tierras y ganado en las pocas manos que quedan, cada vez más mayores. Con el aumento del nivel de ingresos de las últimas décadas, la juventud de estas zonas se va a estudiar a la Universidad en la gran ciudad, y luego ya no quieren regresar a la dureza de la vida rural. La única juventud que se encuentra por aquí ha venido de lejos: Marruecos, Ecuador, Polonia, etc.

Autóctonos y recién llegados están condenados a entenderse. Se necesitan mutuamente para el presente, y de ellos depende el futuro de estas tierras.

  1. EL “INTESNÉ” ES EL MAL DE LA SOCIEDAD. 23/8/2000.

Estaba comiendo en un pueblo perdido entre Zamora y León. No se trata de un pueblo abandonado; tiene gente en las calles y plazas, y hasta se ven unos chavales jugando con sus bicicletas. La escena tiene lugar en el bar de la plaza, donde los parroquianos se reúnen al caer la tarde.

Y sin saber cómo, la conversación que escucho en la mesa de al lado tiene como tema a internet. El desconocimiento del tema es total, y como a todo lo desconocido se le echan las culpas de todos los males de la sociedad. Es bueno tener a quien echar las culpas. Finalmente, una de las personas de la mesa de al lado adopta un tono más solemne y anuncia que desde la Junta de Castilla y León le han ofrecido facilidades para hacer cursos y favorecer la conexión del pueblo a internet, a lo que les había respondido “que mientras él sea alcalde, en su pueblo no va a entrar esa fuente de males y perdición para la sociedad”.

Curiosamente, hace unos días leía en una de las guías como en los años 40 el alcalde de Bárcena de Bureba, Burgos, había condenado su pueblo a una futura muerte segura al negarse a que llegará la electricidad a su pueblo. Ya hace años que Bárcena de Bureba no es más que un conjunto de casas abandonadas. Quizás estamos en el siglo XXI con internet un paralelismo con lo que sucedió hace unas décadas con la electricidad en Bárcena de Bureba: Negarse a las innovaciones no parece que sea la mejor manera de construir el futuro.

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